Según las concepciones actuales, la salud se entiende como el estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad. Las propuestas y estrategias vigentes en esta materia abogan por enfoques y pautas positivas como forma de prevención universal de trastornos y enfermedades. En este sentido, y atendiendo a la situación actual derivada de la COVID 19, la salud emocional no es una excepción a este modelo, más aún, teniendo en cuenta el enorme coste (personal, económico y social) que suponen los trastornos de salud mental en nuestra sociedad.

En este sentido, la infancia y adolescencia emerge como un momento vital prioritario para sentar las bases de un adecuado desarrollo y ajuste psicológico y social. Es en la primera etapa de la vida en la que se cimientan las personas, se adquieren los recursos, estrategias y capacidades que nos permitirán hacer frente (en mejores o peores condiciones) a los diferentes eventos vitales relevantes que nos toca afrontar durante nuestro desarrollo. En este proceso, por la dependencia del mundo adulto durante la etapa infanto-juvenil, cobran especial relevancia las personas adultas de referencia de los principales contextos del desarrollo de niños, niñas y adolescentes como son: el contexto familiar y el contexto educativo. El papel de estos referentes tiene que ver no sólo con la prevención de los problemas de salud mental sino también con su temprana detección, atención y derivación en aquellos casos que sea necesario.

La resiliencia y el bienestar emocional de la infancia y adolescencia surgen así, como dos objetivos prioritarios a promover en la vida de los niños, niñas y adolescentes. La resiliencia entendida como “la capacidad de las personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanas y con éxito” (Rutter, 1993). Por su parte el bienestar emocional se concibe como un ajuste en el funcionamiento personal, psicológico y social tomando como referencia las necesidades emocionales y cognitivas de la infancia y adolescencia.

Desde hace varios años, en ASACI conscientes de la necesidad de promover ambos factores (resiliencia y bienestar emocional) en la vida de niñas, niños y adolescentes como estrategia preventiva de problemas y alteraciones de salud emocional y la idoneidad del contexto educativo para lograrlo, pusimos en marcha el proyecto global: Promoción del bienestar emocional y la resiliencia. Programa integral de intervención desde el contexto educativo. A través de su implementación se persigue el diseño de una estrategia integral y coordinada que fomente, por parte de todos los agentes implicados, las condiciones y recursos necesarios para asegurar una buena salud emocional. De forma concreta, se establecen los siguientes objetivos:

• Dotar al alumnado de recursos personales de resiliencia y estrategias para promover su bienestar y ajuste psicosocial, previniendo la aparición de alteraciones emocionales y/o conductuales y promoviendo una buena salud emocional y su inclusión educativa.

• Intervenir desde el contexto terapéutico (de forma individual) y/o en el aula de forma general, con actuaciones dirigidas al alumnado ya identificado con alteraciones emocionales y/o conductuales, para reestablecer su nivel de bienestar o reparar el impacto de su trastorno en el desarrollo, favoreciendo de este modo un mejor ajuste, rendimiento e integración en el contexto escolar.

• Promover estrategias que favorezcan la salud emocional del alumnado en un clima de convivencia, tolerancia y desarrollo social ajustado.

• Realizar intervenciones generales en el aula a través de talleres con temáticas específicas acordes a las necesidades emocionales detectadas en el alumnado más vulnerable.

• Detectar, a través de las actuaciones, posibles indicadores de riesgo entre el alumnado general que pudieran hacer sospechar de la existencia de malestar emocional y/o conductual.

• Promover entre el profesorado referente de los grupos (tutores o tutoras) buenas prácticas en las interacciones con los niños, niñas y adolescentes, que aseguren la protección del alumnado, su bienestar y ajuste emocional, especialmente aquel considerado más vulnerable por presentar trastornos o alteraciones de salud mental.

• Dotar al profesorado referente de estrategias y guías para fomentar la resiliencia y los recursos personales (emocionales, cognitivos y conductuales) en el alumnado en general favoreciendo así un mejor ajuste y rendimiento académico.

• Trabajar de forma coordinada con los Equipos de Orientación Educativa respectivos, con relación a la atención de las necesidades específicas del alumnado que presenta alteraciones que afecten a su salud mental y a la adecuada cobertura de sus necesidades, desde un enfoque positivo y de buen trato.

• Asesorar a los centros educativos a los que acude el alumnado que presente desajustes en su salud mental y que esté siendo atendido en nuestro servicio terapéutico, con pautas específicas para favorecer el acompañamiento y recuperación de su bienestar emocional.

• Favorecer la comunicación y trabajo conjunto entre el contexto familiar y escolar para procurar una buena salud emocional del alumnado en general y la atención a necesidades específicas ya detectadas (en el alumnado ya identificado con problemas o alteraciones clínicas).

• Colaborar, junto al contexto educativo, con otros agentes susceptibles de estar implicados directamente en la atención del alumnado con necesidades emocionales, como pudieran ser Servicios Sociales u otros recursos y/o programas de apoyo educativo.

• Promover en los contextos familiares interacciones y pautas de crianza que fomenten el buen trato y la resiliencia en niños, niñas y adolescentes como eje principal para favorecer una buena salud emocional y poder compensar sus necesidades educativas.

• Asesorar, guiar y acompañar a las familias del alumnado que presenta necesidades educativas por la existencia de desajustes o alteraciones conductuales y/o emocionales.

• Favorecer unos conocimientos marco en la comunidad educativa que garanticen la comunicación y la adecuada cobertura de las necesidades emocionales del alumnado, entre los dos principales contextos de referencia en la infancia y adolescencia: contexto familiar y educativo.

Hasta el momento actual, y tomando como referencia el período 2019-2020, se han desplegado más de 100 actuaciones en aulas de nuestra comunidad autónoma que arrojan un número de personas beneficiarias directas en torno a 1200, con un elevado peso del alumnado junto con el profesorado y sus contextos familiares ¡y los que quedan!.

A ello es importante añadir la elaboración de materiales y recursos de trabajo específicos que verán la luz muy pronto.

Este esperanzador y necesario proyecto (más aún tomando como referencia la contingencia mundial actual generada por la pandemia del COVID) es posible gracias a la financiación pública obtenida de:

– Consejería de educación del Principado de Asturias a través del Programa Operativo de Empleo, Formación y Educación, FSE 2014-2020.

Logotipo Consejería de Educación de Asturias, MEyFP y FSE. Con pie textual (png)

– Ayuntamiento de Castrillón a través de la Concejalía de Derechos y servicios sociales, Salud y Mayores a través de EPS (Educación para la Salud – Plan sobre Drogas de Castrillón)
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