Hoy 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las personas con discapacidad.

El lema de este año: “Empoderar a las personas con discapacidad” enlaza directamente con las actuaciones y líneas estratégicas que desde ASACI estamos desarrollando con este grupo de niños, niñas y adolescentes por eso aprovechamos la efeméride para contarte algunas cosas de interés sobre nuestro proyecto:

– El grupo de personas con diversidad funcional y concretamente aquellas que presentan alguna discapacidad intelectual y/o del desarrollo resultan especialmente vulnerables a ser víctimas de situaciones de violencia. Los datos señalan que esta incidencia puede triplicar a la de la población comunitaria sin discapacidad y puede llegar a ser cinco veces superior en la incidencia de violencia sexual.

– Los factores de vulnerabilidad son múltiples. Entre ellos se identifican: la dependencia de otras personas para tareas básicas de la vida diaria, la existencia de dificultades en la comunicación, los mitos y faltas creencias respecto a su desarrollo afectivo-sexual, etc. Son necesarios programas integrales que aborden estas situaciones e intervengan para su superación.

– El desconocimiento social que existe en torno a la discapacidad intelectual y/o del desarrollo lo convierte en invisible y dificulta asegurar su protección y garantizar los derechos que les asisten y que están recogidos en la Convención Internacional de los Derechos de niños y niñas así como en la Convención Internacional de Derechos de personas con discapacidad.

Desde ASACI, conscientes y comprometidas con esta realidad, llevamos ya varios años desarrollando el proyecto: Empoderamiento de infancia y adolescencia con discapacidad intelectual y/o del desarrollo frente a la violencia.

Partiendo de un enfoque positivo y de buen trato, planteamos el empoderamiento como la dotación de recursos, estrategias, pautas personales y del entorno próximo que favorezcan la protección y el desarrollo óptimo de cada uno de los niños, niñas y adolescentes. Bajo este “paraguas” movilizamos lo que nosotras denominamos “líneas de defensa” que no son otra cosa que actuaciones, interacciones y entornos que prevengan o respondan de forma temprana y protectora ante cualquier indicador de una posible situación de riesgo y/o de violencia.

Trabajamos también con las familias, para que cuenten con herramientas y pautas educativas que promuevan el empoderamiento de sus hijos e hijas ante la violencia y generen interacciones protectoras que les ayuden a identificar y responder ante aquellas que no lo sean. Acompañar a sus hijos e hijas en todas las etapas de su desarrollo es un reto exigente y más aún en el caso de estas familias. En la misma línea formamos a los contextos profesionales que les atienden para ser sensibles, respetuosos y protectores ante las necesidades de la infancia y adolescencia con discapacidad. El papel de los profesionales tanto en la detección como en la intervención ante posibles situaciones de violencia es fundamental, como también lo es asegurar repertorios y estrategias educativas que promuevan el cuidado y atención integral a cada niño, niña o adolescente con quien trabajan.

¿Y cómo empoderamos a los niños, niñas y adolescentes? Dotándoles de recursos personales, a través de la educación emocional, la autoestima, las formas de afecto, la identificación de recursos de ayuda, etc. poniendo palabras y ejemplos concretos a muchas cosas que les ocurren y que a veces no tienen espacio para abordar. Identificando sus propios recursos y reflexionando sobre su funcionalidad. Construyendo experiencias de relaciones basadas en el buen trato y conociendo trucos que les ayuden a sentirse mejor.

Para completar nuestro proyecto contamos con el servicio de intervención terapéutica para reparar las consecuencias de aquellas niños, niñas y adolescentes, que hayan sido víctimas de situaciones de violencia y guiar/acompañar a sus familias y contextos de desarrollo en este proceso de recuperación.

Hasta el momento, se han podido beneficiar de nuestras actuaciones más de 200 niños, niñas y adolescentes, más de 150 profesionales y 50 contextos familiares. Los resultados son muy satisfactorios y han surgido nuevas iniciativas y propuestas de actuación.

Empoderar significa dar espacio y centrarnos en las potencialidades. Buscar los recursos necesarios para dotarles de estrategias que les ayuden a gestionar y responder ante las dificultades y retos de la vida. Empoderar significa reconocer que siempre se puede dar un paso más, avanzar y evolucionar y lo mejor es que todas las personas podemos contribuir en esta tarea ¿ya has pensado que puedes aportar tú?

El proyecto: Empoderamiento de la infancia y adolescencia con discapacidad intelectual y/o del desarrollo frente a la violencia cuenta con el apoyo y financiación de:

Fundación Cajastur Liberbank

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